viernes, 29 de julio de 2016

Te reconoceré

En la lumbre añejada del ocaso
en el concierto de la lluvia
en el andar cansino de tu nombre
en las lunas preñadas
en la visita del silencio
en la oscura paloma del olvido.
También entre las olas de la madrugada
 o en la ventana del abrazo:
En el guiño del viento
en la rosada telaraña de la misericordia
en el dislate de las murmuraciones
en la desobediencia del verano
en la agostada risa.
Cintura de la luz
rosa mentida
serenata de paz
vuelo entrevisto
significado de todas las cosas
penumbra
melodía
agua de azahar
llovizna sempiterna.


©Olga Liliana Reinoso

sábado, 9 de julio de 2016

EL DESVELADO

EL DESVELADO

Desde anoche, mejor, desde la tardecita de ayer que ando desvelado. No, qué va a ser por el bicentenario. Eso lo miré en la tele y me fui a dormir.
Lo que no me cierra es esto del desvelo. ¿Qué es el desvelo? ¿Dónde queda? ¿Para qué se juntan ahí? ¿Quiénes se juntan? ¿Qué estarán complotando? ¿Será la cotraindependencia? ¿O será el libertinaje?
Eso es lo que me tiene desvelado.
La señora es clienta nuestra, docente jubilada, escritora, muy simpática, pero siempre seria, correcta. Nada de cosas raras.
Hasta hoy: “Lléveme al desvelo en la 24 al 2500”.
¿Qué? Se termina Pico, esos son los arrabales, los andurriales, el borde, el margen… Y está por oscurecer. ¿Quién va a un lugar llamado desvelo mientras la noche se apea en un feriado puente víspera del bicentenario de la independencia, con un poncho rojo encima y aduciendo que “es la primera vez”, “que no tiene idea”. “Que son cuentos a la carta de Pajaritos en la cabeza”.
¿Me habrá visto la cara? Me parece que acá hay gato encerrado. ¡Y con relaciones!
La operadora grita desde la radio: ¡¡¡En la guía no está!!!
¿Será que a la jovatela se le dio por revolear el moño con esto de la independencia y me pone en aprietos a mí, que soy un hombre casado?
Ahí está whatsapendo con las “amigas” para que le den referencias. Prontuario tendrían que darle. Pero bueno, quién soy yo para meterme en la vida de nadie si después de todo me paga el viaje y encima me da la primicia de dónde queda el desvelo.
Parece que estamos llegando, ahí bajan otros escritores y andan los periodistas de Corpico. Hay que tener coraje.
De afuera no se ve nada raro, bah, no se ve.
Y siguen entrando muy contentos. Yo me voy a seguir averiguando hasta que se me pase el desvelo.

Última duda: jamás pidió un remis para volver. ¿Quién la trajo? ¿O se quedó a vivir en el Desvelo, desvelada y descocada? Más quisiera…