martes, 27 de diciembre de 2011

CHE



CHE

Tu estrella fue creciendo, compañero,
para alumbrar mi vida.
Te fui amando despacio
descubriéndote a tientas
oyendo y desoyendo la leyenda
y haciendo con mis manos
la verdadera historia del hombre irrepetible.
Amado hasta la muerte
y después de la muerte
multiplicado en cada corazón sencillo.
Y vi como tus huesos surgían refulgentes
del barro del olvido
que se hizo arcilla fértil
para poblar de sueños la infinita vasija
del pueblo maniatado.
Creciste, comandante, como un sol gigantesco
que entibió cada pecho.
Y organizó este caos.
No pudieron con vos
ni la mentira ni la desmemoria
ni pudieron las balas asesinas.
Tu fuego visceral las fue cremando
mientras te alzabas como una cordillera.
Hoy mis hijos te nombran y se asombran
del coraje y de la entrega plena.
Hoy mis hijos te quieren.
Y siguiendo tu huella
van a llegar por fin
al hombre nuevo.

©Olga Liliana Reinoso

viernes, 23 de diciembre de 2011

ROMANCE INFANTIL



Un palacio solariego
fue la casa de mi infancia
del cual sobrevive en mi alma
su frescura y su fragancia.
Aquel jardín encantado
donde mi niñez princesa
compartía horas con duendes
que surgían de las cepas.
Un camino al infinito
con ramas entrelazadas
me cubría de las lluvias
y de las personas malas.
Yo viví en un paraíso
con mis padres sacrosantos
todo era de azul perfecto
no existían sobresaltos.
Aunque era una niña sola
-no tenía mis hermanos-
mi imaginación frondosa
siempre me hubo acompañado.
Puntuales, los Reyes magos
cumplían todos mis sueños
mayo vestía de fiesta
para mi seguir creciendo.
Aprendí de los silencios
del atardecer campero
y la llanura infinita
me dejó su laxo beso.
Fui una niña solitaria
fui feliz con mis ideas
y preservo de aquel tiempo
toda la buena madera.
Después fue pasando el tiempo
y reconocí el engaño
descubrí que mis sentires
sólo eran recuerdos vagos.
De aquella niña sumisa
me convertí en amazona
la vida fue un cachetazo
y yo rodé por la lona.
A mi ternura creciente
la envolví con siete velos
para que nadie supiera
el tamaño de mi miedo.
©Olga Liliana Reinoso

jueves, 22 de diciembre de 2011

NATIVIDAD



Estupor de vivir
en eclipse de amor
opacidad de seres
que oscurecen el sol
y no hay ángel ni dios
que nos pueda guardar.
La soledad humana es el estigma
pero es también la reivindicación.
Buscarse y encontrar
en la turgencia de la sangre
un glóbulo de luz
algún refugio.
Si el universo estallara
ante la esquirla fatal
de una palabra
el beso primigenio
lo reconstruirá.

©Olga Liliana Reinoso

martes, 20 de diciembre de 2011

INFIERNO I y II



Estos tres días que faltan
son la antesala del infierno
después comprobaré
si el fuego quema o petrifica.


Hoy el día amaneció
color sangre
el dedo del amanecer
apuntó justo al corazón
pero la bala
suspendida en el aire
espera la orden final
o la respuesta salvadora.

tecnology

CELULAR

Llegaste hasta mis brazos
como un recién nacido
con toda mi ignorancia
en posición fetal.
Yo, madre primeriza
no entendía tus señales
temblaban tus sonidos
y me hacían temblar.
Despacio, paso a paso
fui abriendo tus secretos
mi risa se hizo franca
al poder descifrar
tu llanto sostenido
tus primeras palabras
los mensajes deseados
que me hacían gozar.
Hay quienes te detractan
quienes no quieren verte
le temen al progreso
a su aluvión voraz.
Pero yo he descubierto
tu magia y tus encantos
la feliz aventura
de poder conversar
con los seres amados
por lejos que se encuentren
tu minúsculo cuerpo
me los trae hasta acá.
Por eso te defiendo
te llevo a todos lados
te cuelgo de mi cuello
como un corazón más.
©Olga Liliana Reinoso

MINOTAURO

El minotauro hermafrodita
me mira con ojos desmemoriados.
No le importa quién soy:
ni Ariadna, ni Teseo
ni siquiera los jóvenes del sacrificio.
Soy su hija.
Y ella mi madre toro:
me parió para eternizar el suplicio.
Ahora es inimputable
su cabeza sólo retiene olvidos
pero cada cornada
cada coz en mi cuerpo
son una llaga intermitente
que no para de gritar.
Me duele no quererla
tanto como no haber sido querida.
Tuve que tejer mi propio hilo
armarme hasta los dientes
para extirpar mi maltumor.
No comprendieron
-los demás nunca comprenden-
no pueden ver el cristal de mi alma hecho añicos.
Una culpa agusanada trepa por mis ramas
me ahoga, me mancha
temo que Minos se enfurezca
y arroje mis raíces al abismo
antes de abandonar el laberinto.
©Olga Liliana Reinoso

























IRONÍAS OCTOSÍLABAS

Es dulce como el arándano
me habla en un idioma extraño
comentan que es castellano
pa`mí le han hecho algún daño.
Tiene un entusiasmo a ultranza
se prende en toda tarea
y no para de insistir
aunque se la vea fulera.
tiene waterproof el alma
por eso se fue a la mar.
©Olga Liliana Reinoso – La Pampa, Argentina

Payada del que se fue

El poder mata y destruye
corrompe el cuerpo y la mente
hace caer a la gente
en una trampa mortal.
Él se subió a un pedestal
que lo transformó en demente.

Por eso sabe fulero
el gusto de la derrota
o es que no tiene pelotas
para aceptar que ha perdido
entonces pega alaridos
porque quiere dar la nota.

Nunca le importó la patria
aunque diga lo contrario;
porque no somos otarios
no nos volverá a estafar,
pero supo defraudar
a todos sus partidarios.

Huyó como Sobremonte
y aunque se fue haciendo alarde
sabemos que está que arde
porque no ganó en primera.
Podrá decir lo que quiera:
así actúan los cobardes.
©Olga Liliana Reinoso – La Pampa, Argentina

sábado, 17 de diciembre de 2011

DANIEL SALZANO

El último test para la tercera edad del profesor Salzano

Cuestiones de índole general: ¿Les llama la atención, les duele como un clavo cuando en las esquinas de la ciudad ven a los pibes aprender el oficio de canallas?/ ¿Con qué frecuencia se dan una palmada en la frente y dicen: “Dios mío tengo una cita con el urólogo a las cuatro y media/ y ya son las cinco y cuarto”/ ¿Creen con frecuencia que se han equivocado de ciudad?/ ¿Lo más importante en la vida de un hombre es su fecha de nacimiento?/ La fecha de nacimiento es la que lo pone a uno en carrera/ a partir de entonces todo lo que hacemos es acumular pasado. Y ahora la última:/ tarde o temprano, ¿la vida llega a ser una tragedia?

Cuestiones de índole sanitaria: Ese frasco de alcohol que está en el botiquín ¿lo conservan desde las viejas / o son para las nuevas heridas?/ ¿Hace mucho que han comenzado a parecerse como ahora?/ Donde tenían las manos, ¿qué tienen ahora?

Cuestiones de índole sentimental: ¡No me digan que están tomando el fresco en la vereda esperando que pase un Kaiser Carabela!/ ¿Cuánto hace que no escriben una composición sobre la vaca?/ ¿Sabían que está muy enfermo Jerry Lewis?/ El sobre donde papá traía el sueldo y ampulosamente lo dejaba apoyado en el florero, en el centro de la mesa ¿era azul azul?, ¿marrón terroso?/ rosa no porque era color de mariquitas/ Eh, papá ¿te acordás de mí?/ soy el que se encoge como un jockey cuando escribe/ el que mide 1.70 / el que tiene las cejas como barbas/ el que vio jugar a la Wanora.

Cuestiones de índole política: ¿Sus padres fueron qué de Amadeo Sabattini? ¿correligionarios? ¿compañeros de chupino? ¿compañeros de banco? ¿jugaban a las bochas con pantalones y alpargatas blancas?

Cuestiones de índole psicológica: ¿Por la noche no pueden dormir si antes no miran debajo de la cama? ¿Creen que el exceso de amor une o separa? ¿Es por la mañana, a la siesta o a la noche que sienten que hay otras cosas que se deslizan para dar nacimiento a nuevas cosas? ¿Llevan en el bolsillo interior del saco el número secreto de su cuenta corriente en Farmacity? ¿Hepatalgina? La tengo / ¿Insulina? La tengo / ¿Regulane? Lo tengo / ¿Lorazepan? ¿Pharmaton? ¿Fenobarbital? Lo tengo lo tengo y lo tengo.

Cuestiones de índole sexual: ¿Qué papel desempeña en sus vidas el erotismo?/ ¿Preponderante?/ ¿Insignificante?/ ¿O es como en aquella película en la que Spencer Tracy se sentaba en la galería del rancho para ver crecer el pasto?

Cuestiones de índole semántica: Dulce que me tenés,/ ¿es frase masculina o femenina?

Cuestiones de índole personal: ¿Llevan uña larga en el meñique para abrir como bacanes el atado de cigarrillos?/ ¿Se afeitan con la intención de que la gente no los reconozca?/ ¿De grandes iban a ser equilibristas o fantasistas del teclado?/ ¿Cuántos pisos tenía Gath y Chaves?/ ¿Todavía conservan la impresión de estar seguros?/ ¿Creen sinceramente que por haberse masturbado cuando Marilyn vivía tienen garantizada una platea en el avant scene del paraíso?/ ¿Tienen demasiado zurcido el mameluco de la infancia?

Cuestiones de índole secreta: ¿Tiran del carro para adentro pero sienten que el carro tira para afuera?/ ¿Encienden la linterna pero ni aun así ven venir la poesía?/ ¿Odian estar solos?/ ¿Perder al ping pong?/ ¿Subir escaleras?/ ¿La palabra nosotros les gusta tanto como a mí?

Cuestiones de índole profesional: ¿Cierran los ojos como santos cuando escriben?/ ¿Qué lugar elegirían para el eterno descanso de sus almas?: ¿Una de las tres luces rojas que parpadean en el cielo raso de Cinerama? ¿El movimiento interminable de las burbujas que suben y bajan de costado por el sifón de Egea y Sánchez? ¿Convertido en una hormiga en el prodigioso jardín de las Teresas? ¿Como una ola gigante que inesperadamente se levanta en la Cañada?

Cuestiones de índole patriótica: ¿Les quiebra la Argentina el corazón por el medio todavía?/ ¿Córdoba les suena como el tiro final de Sin aliento? Si les ofrecen una tiza, ¿en qué la gastarían?: ¿escribirían argentino hasta la muerte? ¿cuna de campeones? o ¡basta de estar aquí tirados como palos!

Últimas cuestiones: ¿Nadie los reconoce por la calle? ¿No figuran en ninguna antología? ¿Los escuchan hablar y nadie hace ademán de interrumpirlos?/ Entonces cuenten conmigo.

Bwana Hemingway

Supongamos que Hemingway se disponía a escribir un cuento sobre elefantes. Entonces, lo primero que hacía, era alejarse de cualquier libro que hablara de elefantes. Y es que, Papá, no quería saber nada de segunda mano. Abandonaba el campamento en mitad de la noche y se abría paso entre la jungla hasta llegar a la laguna donde abrevaba la manada. Iba solo, avanzando con pasos cortos y precisos. Así escribía. Frases de 12 palabras y ningún adjetivo. No inventaba nada. Somos, eso es todo. El famoso rayo de los videntes.

Abro una página cualquiera de su última recopilación de cuentos publicada por Lumen para copiar un pedacito: “A Liz le gustaba mucho Jim. Le encantaba su bigote y la blancura de sus dientes cuando sonreía. Le gustaba que no tuviese pinta de herrero. Un día descubrió que le encantaba el vello negro que cubría los brazos de Jim y lo blanco que eran éstos hasta la línea de bronceado cuando se lavaba en la palangana que había en el exterior de la casa. Que aquello le gustara la hacía sentirse rara”.A eso me refiero.

Cuando Hemingway llegaba a la laguna de los elefantes se apostaba inmóvil, como un palo, y cuando aparecían los animales, no se apresuraba. La cuestión era arrimarse. Todo lo que podía. En 1934, durante el que sería su último safari, se salvó de carambola porque el jefe de la manada desconfió de su inmovilidad, se volvió y lo embistió. Puro Hemingway: matar o morir. El escritor disparó, pero aquel elefante era mucho elefante para tan poquita bala y continuó avanzando como una locomotora. Se salvó, pero al volver al campamento, magullado, se dio cuenta de que había perdido la pipa.

A Hemingway, como se advertirá, siempre le sobraban 10 para el peso.

A la pipa se la había regalado un médico italiano que lo había curado durante la Primera Guerra Mundial. Se acordaba de su nombre, Antonio, Antonino. Con toda seguridad Antonio ya estaría muerto. Y a él lo podría haber matado el elefante. La muerte siempre andaba dando vueltas por ahí. Tal vez ése haya sido el verdadero elixir de su estilo.

Escribió novelas, cinco, seis, pero al lado de sus cuentos son papel picado. A él le iban bien los sprints, los 50 metros llanos, y las peleas de tres rounds. Sonaba la campana, daba tres zancadas y ya se había apoderado del centro del ring. Antes de terminar, el primero había ganado por fuera de combate.

Bukowski, el poeta, escribió un relato en el que combatía con Hemingway en un torneo de aficionados. En el primer round Hemingway lo maltrataba, en el segundo Bukowski se defendía y en el tercero lo noqueaba. Listo. Hemingway ya no ejercería más influencias sobre su literatura. Así de fácil.

El escritor se suicidó a los 62 años porque, si quería seguir viviendo, debía prescindir de la bebida y los elefantes. Su presión sanguínea andaba como la mona, tenía el colesterol por encima del nivel del vertedero y la diabetes se la tenía jurada. Era una bolsa de enfermedades. ¿De qué podía escribir?

Los porteadores, en África, lo llamaban bwana.

–Tráeme whisky con soda.

–Sí, bwana.

–No te bebas eso –dijo ella–. Cariño, no te bebas eso. Tenemos que hacer todo lo que podamos.

–Hazlo tú –dijo él–. Yo estoy cansado.

El misterio de su alteza serenísima

Cuando presionado por las exigencias dinásticas del principado de Mónaco, Rainiero viajó a los Estados Unidos en busca de una princesa, no imaginaba que acabaría, simultáneamente, conquistando el corazón de Grace Kelly y destrozando el de Alfred Hitchcock.

Antes de que se cruzara en su vida el príncipe de Mónaco que la cautivó con el anillo más suntuoso de Van Gansen, Grace Kelly había sido una actriz de pecho frío y manos blancas a la que le bastaba con bajar sin parpadear por una escalera de mármol para despertar el indio de Alfred Hitchcock.

A sir Alfred, el mago del suspenso, lo rechiflaban las rubias de pelo corto y un rictus de desprecio en la comisura de sus labios. Labios finos, dicho sea de paso, Hitchcock no concebía otro modelo que ese para compartir un cóctel de champán.

Le pasó cinco veces a lo largo de su carrera. Una fue Madeleine Carroll, otra Eve Marie Saint, otra Ingrid Bergman, otra Tippi Hedren y, por fin Grace Kelly.

Pobre maestro. Primero las elegía, después les hacía firmar contrato y finalmente se apoderaba de ellas a lo Barba Azul: les elegía el vestuario, les enseñaba a no tomar el té con el meñique enarbolado, las mareaba con atufantes ramos de flores rebuscadas, y les controlaba la agenda de entrevistas. Es decir, se apoderaba de ellas pero siempre por la parte de afuera. Por la de adentro jamás despertó el indio de ninguna. Todas lo toleraban, le hacían reverencias y en las entrevistas no contestaban si no tenían previamente sus instrucciones. Eran los suyos amores desesperados, inútiles, humillantes y condenados al momento decisivo en que el Maestro, exangüe, se abalanzaba sobre la presa que, sin excepciones, lo reculaba. Después venían las profundas depresiones, las mamúas interminables y las películas malas. No muchas, algunas.

En síntesis: la filmografía del autor de Los pájaros podría dividirse en dos grandes categorías: películas con y películas sin rubias.

A las películas las diseñaba, plano a plano, corte a corte, dibujándolas hasta en sus más mínimos detalles. Después, durante la filmación propiamente dicha, decía que se aburría porque, en los hechos, la película ya estaba terminada.

AH era un ser humano sumamente complicado, lleno de frustraciones, pequeños y grandes rencores y muchas inseguridades. Sus películas, consecuentemente, están cargadas de amenazas, pesadillas, frustraciones e inseguridades. Pero, ¡por Dios!, que a nadie se le ocurra sentir lástima por ello.

Pero volvamos a la Kelly, que a las órdenes de Papálosabetodo hizo Crimen perfecto, Para atrapar al ladrón y La ventana indiscreta.

Era una dupla poderosa que hacía presagiar muchas maravillas pero que, ante el estupor sentimental de Hitch, se deshizo cuando ella se casó con Rainiero y, hace 30 años, manejando un coche de 100 mil dólares, pisó mal el freno y se mató. Hay quien afirma por ahí que no pisó mal el freno sino que directamente no lo pisó.


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lunes, 12 de diciembre de 2011

TAPA ANTOLOGÍA

DESDE TODO EL SILENCIO

























Las escritoras pampeanas Olga Reinoso, Adriana Lis Maggio y Anahí Mayol participan de una antología nacional de escritoras argentinas, titulada "Desde todo el silencio".
El libro fue coordinado por la abogada y escritora santafecina Norma Segades Manías, responsable de la Gaceta Literaria Virtual y el Movimiento Literario Internacional "Los puños de La Paloma".

Las escritoras se sumaron a la convocatoria y participaron con sus producciones literarias junto a mujeres de todo el país, entre las que se destacan nombres reconocidos como María Rosa Lojo, María Teresa Andruetto, Laura Yasán y la propia Segades Manías.

La antología se puede ver y leer en: http://antologiaescritorasargentinas.blogspot.com/

domingo, 11 de diciembre de 2011

COINCIDENCIA



Desde aquí, mi hermana y yo, podemos disfrutar el paisaje como nunca lo hicimos. Levitamos etéreas, tan cerca de las nubes. Somos dos querubines.
Sin embargo, tenemos memoria de nuestra vida terrenal. Y cuando recordamos el sometimiento, las vejaciones y los tormentos a los que nos sometía mi marido, coincidimos en que nosotras también teníamos ganas de matarlo.
A cuchilladas. Hubiéramos hecho un festival de sangre. La primera, en el pecho. Y después lo hubiésemos despanzurrado como a un colchón de plumas.
Sí, absolutamente, teníamos muchas ganas de matarlo. Aunque ahora no podemos. Porque él está en la cárcel y nosotras acá arriba.
Pero apenas pase el duelo, seguro que nuestra mamita irá a visitarlo y le llevará esos bombones caseros que a él tanto le gustan y se los va a hacer comer uno por uno.

sábado, 10 de diciembre de 2011

PIAZZOLA por SALZANO



Quiénes y cuando
Algo tan sencillo como abrir una Pritty con los dientes. Poné ahí, pibe, poné ahí. Discepolín. Daniel Salzano.
10/12/2011 00:01 , por Daniel Salzano0Reportar abuso...Algo tan sencillo como abrir una Pritty con los dientes

Vivo en Córdoba/ en la calle Obispo Salguero/ República Argentina/ soy un tipo bastante tímido/ aunque no es de la timidez que quiero hablar/ sino de mi vida/ la escritura.

Me levanto a las 7/ a las 7 y cuarto tomo la leche/ y a las 7 y 30/ le digo cacha cacha a la máquina de escribir/ algo tan sencillo/ como abrir una Pritty con los dientes.

Una vez invitaron a Manolete/ a un debate/ lo único que dijo fue/ yo a los toros los mato/ esa es una definición que me vuelve loco: yo a las notas las escribo.

Para escribir una crónica/ 1) hay que saber distinguir una nube de otra nube: no es lo mismo una paloma que un elefante/ 2) recordar los días en que las promesas de amor quedaban inscriptas en el paredón del San Roque/ 3) sentarse delante de un florero y esperar la caída de las hojas/ 4) leer todos los avisos clasificados/ 5) apoyar el oído en la puerta de la Biblioteca Vélez Sársfield/ 6) llevar la bicicleta del cogote y caminar con elegancia para que los demás crean que estás como una rosa.

Escribo diariamente/ como los viejos pugilistas retirados/ que continúan haciendo soga en el gimnasio/ ojo: hay mucha relación entre el boxeo y la literatura/ en ambos hay que conservar el centro del cuadrilátero/ y achatarle el hocico al enemigo/ aunque muchas veces las palabras te tiran a la lona/ y te hacen sentir como esos bichitos que trepan por la pileta de aluminio y cada vez que suben el agua los arrastra.

Los sábados no trabajo/ salgo a la calle/ y espero que me miren a la cara/ eso es lo bueno que tiene esta ciudad/ puede ser que los paisanos tarden/ pero terminan por mirarte a la cara/ ponerte una mano sobre el hombro/ y decirte/ “las crónicas del sábado me gustaron”/ entonces yo contesto/ “me alegro de haberlas escrito”/ y ellos dicen/ “y yo de haberlas leído”.

Para eso vivo/ nada más que para eso/ creanmé:/ la timidez es un globo que vuela suspendido en el silencio/ y nunca regresa.

Ni se aleja.

Poné ahí, pibe, poné ahí

Hace exactamente 90 años Astor Piazzolla​ nacía en Mar del Plata y yo lo conocí, conocí a Piazzolla y, ahora que lo menciono, experimento la misma emoción que si hubiera conocido a Ray Charles. O a John Lennon. Piazzolla, niños, era un músico que tocaba el bandoneón con un pie sobre un banquito de madera, con los ojos bien cerrados y cuando lo escuchabas te sucedía lo mismo que cuando subías al trampolín mayor de la pileta de San Cayetano: desde ahí se veía toda la Argentina.

Cada vez que venía a Córdoba, Piazzolla daba una conferencia de prensa en la taberna de Julio, en la ruta 9, y ahí fue donde yo lo conocí junto a una mesa de madera cubierta de ceniceros y palitos y quesitos.

A su alrededor había media docena de reporteros que lo esperaban para preguntarle si el tango había muerto o si él lo había matado. Quiero decir, niños, que existía un tango antes de Piazzolla y otro tango después, oh ya saben, la vieja y terrible mala leche nacional.

Piazzolla entró al local con una camisa roja de bandoneonista enamorado y mientras la prensa lo inmovilizaba con velocidad uno en quinientos, él saludaba y miraba todo sin perderse detalle.

Era un tipo bronco y mal reído, un bandoneonista de manos fuertes afeitado con yilé y unas pupilas chiquitas que se movían como las de Dillinger cuando le quedaba una sola bala en el tambor.

Obviamente, no le gustaban los encuentros multitudinarios y se le notaba: discutía mucho, se encolerizaba más de lo aconsejable y cuando me contestó no se qué cosa, lo hizo agregando:

–Poné ahí.

Se refería a la libreta donde yo iba anotando. Si no lo escribía, no se quedaba tranquilo:

–Poné ahí, pibe, poné ahí.

Era un maestro, era un crack, sus partituras descansaban sobre los atriles de la orquesta típica de Von Karajan y sin embargo ahí estaba atajando buluquitas en los suburbios de la ruta 9.

Y eso que, siendo un chico, le había llevado los botines a Gardel en la isla de Manhattan, y había entrado de pantalones largos al Tabarís como asesor de Aníbal Troilo. Y, además, había sido un buen hijo: su papá se murió cuando él estaba corriendo la liebre en Estados Unidos y ahí nomás escribió Adiós Nonino, y esa era una de las causas por las cuales yo lo admiraba, que hubiera escrito un tango en memoria de su padre, como si tuviera los pies mojados por la lluvia.

Es necesario que ustedes sepan estas cosas, niños, porque las personas sólo viven cuando están vivas, pero si están muertas sólo consiguen vivir si se las nombra.

Dios mío, chicos, sigan mi consejo, no se mueran sin haber subido un par de veces al trampolín más alto de San Cayetano.

A Piazzolla le estreché la mano cuando terminó la conferencia y no hablé con él ni nada. Y cuando, muchos años después, el diario Página 12 organizó un referéndum sobre los tangos más entrañables de la historia, yo mandé 12 cartas votando por Adiós Nonino. Y ganamos. Es necesario, niños, que se sepan estas cosas.

Discepolín

Hace poco más de medio siglo, con la luna de los locos rodando por Callao (Callao casi esquina con Córdoba), Enrique Santos Discépolo bajaba la bandera, pedía un vaso de soda y se moría.

Que Discepolín se iba a morir en cualquier momento era una cosa que estaba en el aire, pero no que lo iba a hacer pegado al palo de la Navidad. Es verdad que estaba flaco y se lo veía consumido, pero ¿alguien lo había visto alguna vez de otra manera? ¿Acaso no había empezado a fumar 40 en lugar de 60 cigarrillos en un día? ¿Acaso no se tapaba la nariz todas las noches para, antes de acostarse,
tomar una cucharada de aceite de hígado de bacalao?

¡La nariz de Discépolo!

Cada vez que Juan Delfini la dibuja, primero pone un disco de llorar y después se aleja media docena de pasos del tablero.

Bueno, consta en actas, Discépolo estaba metido en su cuerpito de niño viejo y de repente le vinieron unos chuchos de frío muy intensos, comenzó a respirar con dificultad y, para reponerse, se sentó en el mismo sillón de mimbre donde había pulido y repulido las estrofas de Cambalache, el himno que debió haber compuesto Vicente López y Planes en el siglo XIX.

Tania, su mujer, se ofreció para llevarlo a la cama pero él no quiso. Andá, le pidió, y traeme una frazada. Cada vez le dolía más el hombro izquierdo y Tania no lograba encontrar el termómetro perdido en un caos de papeles, partituras, alfileres de gancho y billetes de lotería. Cómo se sentiría de mal el maestro que ni siquiera protestó cuando ella levantó el tubo y, como la antena de la RKO, comenzó a enviar pedidos de auxilio. Llamó al médico, claro, pero también a Cátulo Castillo, Osvaldo Miranda y Aníbal Troilo, Pichuco, Picha, que pesaba 105 kilos, el triple que su amigo.

Es probable que Discépolo, volando de fiebre y envuelto en una frazada, pensara una vez más que, para no llorar, lo único que se podía hacer exitosamente en Argentina era piantarse.

Pidió un vasito de soda, lo vació y su corazón saltó hecho pedazos.

¿Cuántos años hace? 60 ¿Cuántos años tenía? 50. A él le hubiera encantado que le pusiéramos todo al 110, a la cabeza.
.

ROMANCE DE MI PRIMER ROMANCE





En crepúsculos de plaza
pueblo dormido y silente
jugábamos a crecernos
con el amor como duende.
Antón, Antón pirulero
puentes de manos unidas
cosquillas en mi memoria
porque aún las siento vivas.
Una tormenta de hormonas
un deseo sin bautismo
querer verte noche y día
y bailar el mismo ritmo.
Te amé con desasosiego
por vos fundé la nostalgia
fueron bellas como un trino
nuestras inéditas ansias.
Sin embargo, cruel destino
alcé muros en el alba
y clausuré el corazón
al beso de tu palabra.
Era verano y te fuiste
noche de primer insomnio
me quedé llorando ausencia
no exorcicé tu demonio.
Canciones que compartimos
fueron mortaja en la tarde
masoquistas mis desvelos
evitaron que te llame.
Una noche, en la penumbra,
tu mano monologaba
yo sentí que en cada gesto
mi vida se deshojaba.
Pero llegó el día siguiente
metáfora del futuro
las sendas se bifurcaron
en triste vuelo nocturno.
Hoy sos un nombre en la niebla
primera estrella del alma
caramelos engarzados
con la luz de la esperanza.
© Olga Liliana Reinoso

jueves, 8 de diciembre de 2011

ROMANCE PARA LA TIERRA QUE AMO



La palidez del silencio
junto a la espada del alba
es un grito sin memoria
en el sol de la garganta.
Criatura y su deseo
con el mensaje del barro
los labios musitan tristes
la fragilidad del canto.
Ríen los enamorados
fuertes como una montaña
su casa de corazones
no es de lata ni es de plata.
Entre los bucles del bosque
el paisaje es una lágrima
y el silbo del benteveo
pinta el cielo con su pátina.
Nadie espía la alborada
no hay rencores en los ojos
y el día asume su cargo
sobre los cuernos de un toro.
Bendita sea esta tierra
que ha parido tanto brillo
aquí dejaré mis huesos
aquí nacerán mis hijos.
PatriaMujer, senos, vulva
sexo de volcán y lava
no hay cielo como tu cielo
aunque no te diga nada.
Pero te amo, terronosa
dama llena de pecados
salerosa mujerzuela
que lame mis pies atados.
Te entrego esta palma abierta
te doy mi sangre y mi entraña
copulo con tus raíces
mientras te ofrendo hasta el alma.
© Olga Liliana Reinoso

martes, 6 de diciembre de 2011

PARQUE/VIDA






La vida hierve en la savia del alma
que se agiganta como una mano extendida.
Sube del vientre terroso-huella preñada-
y se hace canto en las ramas y pájaro en la distancia.
Lleva en su boca la urgencia de este verdor presuroso
para que arda, fuego adentro, la multípara semilla.
Cuenco de abrazos, entrega de la pena generosa
que antes de caer al barranco en latidos se deshoja.
Y multiplica en la aurora sangre, célula, alarido
para que el mal de la noche sucumba con el olvido.
Árbol-de-vida árbolcanto árboles como banderas
corazón enarbolado en la cresta del follaje.
La primavera es un hábito para encarcelar la muerte
y desnudar su artilugio sin mentira ni coartada.
La vida vidarbolada baila su danza en el parque
y la hojarasca encendida es luciérnaga que late.
Por cada árbol una vida, por cada árbol la esperanza
árbol más árbol hermanos que el amor es flor sagrada.
©Olga Liliana Reinoso

lunes, 5 de diciembre de 2011

poem





En los labios de las amapolas
la lechuza abre de par en par su luna llena
y en los lindes, amenos mercenarios
transgreden el reloj y el amarillo.
Las alas de amatista
lana ligera, nube en lejanía
sufren un leve escalofrío
en el lívido estertor de la jornada.
© Olga Liliana Reinoso

sábado, 3 de diciembre de 2011

FRONTERAS



Me da pena esta pena
pena este desperdicio
esta triste llovizna de tus manos
que destiñe caricias
en tardes de la espera
detrás de la ventana.
Yo también estoy triste
tengo la melancólica costumbre
de irrumpir en otoño debutando en los parques
cuando mi soledad y la vigilia
se abrazan y murmuran.
Me duelen las palabras
como golpes abruptos
cuando la boca de la noche me succiona
y me volatiliza.
Atravieso su túnel en infinitas procesiones
hasta el altar monocorde de la nada.
Entonces te descubro lloviendo de vergüenza
debajo del farol de mis preguntas
sin ninguna respuesta de reparo
en la cruel intemperie del silencio.
Nos miramos, desolados e inciertos,
ninguno de los dos conoce la verdad.
Sólo un puente de niebla nos disipa
como una coartada.
No tenemos la culpa
ni somos inocentes.

© Olga Liliana Reinoso

FESTEJO POÉTICO



(Primer verso extraído del poema Reyes Alejandrinos de Costantino Kavafis)
Se reunieron los alejandrinos
y decidieron tomarse una licencia.
Haremos una fiesta de Recursos
dijo un soneto casi sorprendido.
... Aceptó un elegante endecasílabo:
“bebamos la metáfora del vino”
los deseos se personificaron
para danzar un romance de octosílabos.
La anáfora pidió “que lo repitan”
y una prosopopeya blonda y dúctil
entonó dos cuartetas en voz baja
junto a una hipérbole soprano, exagerada.
De repente, un tumulto abrió la puerta
exigían una aliteración
eran grupos consonánticos de izquierda
que proclamaban verso libre sin medida.
Una oda que dormía en el recuerdo
desde su arte menor lanzó un suspiro
y la rima vistió de dama antigua
creyendo que era el baile de la sátira.
Los poetas malditos, los románticos
escribieron manifiestos posmodernos
y un dulce poema en prosa festejó
la ley del matrimonio igualitario.
Los acentos pidieron con voz grave:
agudas sumen y resten las esdrújulas;
la sinalefa sentenció: que no se aparte
lo que el verso ha unido.
El poema, aburrido y olvidado
marchó a la plaza de la Biblioteca
se sentó a viva voz, bajo los árboles
y se leyó a sí mismo con unción.

jueves, 1 de diciembre de 2011

SONETO DE LUNA LLENA

Fue una noche, tal vez, de luna llena
fue el tiempo en que mi infancia se marchaba
mi adolescencia atroz la secundaba
con la piel erizada, el alma en pena.

Yo escuché la sentencia y la condena
no sabía qué crimen me endilgaban
pero supe que en esa hora llegaban
las palabras futuras: vida plena.

Al conjuro del viento y la llanura
yo firmé este contrato de por vida
mezcla de amor y mezcla de tortura

supe que ya iniciaba la ruptura
con el mundo normal. Era la huida
de la mediocridad a la locura.

domingo, 27 de noviembre de 2011

MIGUEL HERNÁNDEZ



Nació para ser pastor, niño yuntero, pero él se empeñó en ser poeta. En su casa le decían que el colegio no era para él, que necesitaban de su trabajo para seguir subsistiendo. Aún así, constante y tozudo, hizo todo lo posible por cumplir su gran sueño. A duras penas, trabajando de día y estudiando de noche, compaginó las faenas del campo con los libros. Gracias a ellos, a los libros, conoció que había otros países, otros mundos, otras culturas; descubrió, sorprendido, que existía la diferencia. La inquietud y la curiosidad le condujeron hacia la libertad. Murió el poeta muy joven, apenas había superado la treintena. Olor a cebollas y lágrimas resecas en su pequeña celda. Murió en la cárcel, sólo, enfermo, repudiado, sentenciado sin juicio. Acabó por cumplirse la pena de muerte que le fue impuesta unos meses atrás. Un manotazo duro, un golpe helado, el verdugo, con el silencioso disfraz de la tuberculosis, se coló dentro de su cuerpo y cumplió eficazmente con su misión. Sus ojos permanecieron abiertos, tal vez en un último y desesperado intento por atrapar los instantes finales de su vida. Quedaron atrás sus años por intentar escapar de la inercia de las penurias y poder estudiar para labrarse un futuro; quedaron atrás la dureza del campo de batalla, las persecuciones, padecer la crueldad de una guerra incomprensible; quedaron atrás los atardeceres del levante, sus hijos, su esposa, su pueblo, y quedaron atrás, sus poemas. Creyeron que muerto el poeta sería fácil ignorar su existencia y, sobre todo, su obra. Lo siguieron matando, silenciando su obra, que es la muerte más terrible que puede padecer un poeta. A pesar de las voces que lo proclamaban desde multitud de puntos del mundo, en su pueblo escondieron los versos del poeta en las negras fauces de la represión. Persiguieron a todo aquel que se atreviera a editar sus poemas, o tan siquiera recitarlos. Pretendieron borrar de la faz de la tierra al poeta, como si nunca hubiera existido.Durante décadas, el nombre y la obra del poeta sobrevivieron en las alcantarillas de la sociedad. Más allá del océano, a miles de kilómetros, los estudiantes repetían los versos del poeta y proclamaban su belleza, su calidad y genialidad. Compatriotas del poeta, que corrieron más suerte que él, que tuvieron la oportunidad de escapar, en las bodegas de un barco o falsificando sus documentos de identidad, difundieron sus poemas allá a donde llegaron, lo gritaron a los cuatro vientos como la esencia de la libertad que había dejado de existir en su país. Fueron años interminables y duros, de desesperanza, de rencores incandescentes; muchos llegaron a entender el regreso de la libertad como un utópico sueño de imposible consecución. Pero el gran dictador murió y las ventanas comenzaron a abrirse, dejando entrar aire fresco hasta en las habitaciones más oscuras, en esas donde el olvido se creía ya dueño y señor de todos sus moradores. Comenzaron a renacer, como flores en la primavera, poetas, mujeres, políticos, hombres, voces, que creían haber silenciado para siempre. Por fin, los poemas del poeta se recitaron en los colegios, se imprimían libros que se podían encontrar en las librerías, en las bibliotecas, sin temor a la represalia. Se le cantó al poeta, cantamos todos sus poemas, como si se tratara de un himno que vaticinaba un tiempo bueno y nuevo, un tiempo mejor, en paz y libertad. Pudimos disfrutar de los recuerdos del poeta, sus dibujos, sus cuadernos, lo conocimos mejor gracias a la memoria que protegió su familia durante las décadas del olvido.
Las generaciones venideras, las que no tuvieron que soportar la claustrofóbica represión del dictador, nacieron y crecieron en el convencimiento de que el poeta siempre fue un testimonio vivo, que nunca su voz estuvo encarcelada. Crecieron arropados en el sentimiento de que la libertad es un estado permanente, que siempre la hemos tenido a nuestro lado, acariciándonos. Sin embargo, como un inesperado regreso al pasado, cuando los halcones llegaron al aeropuerto de la soledad, en la tierra del poeta trataron de esconder los recuerdos del poeta. Se inventaron justificaciones banales, argumentos imposibles de aceptar. Los mismos que emplearon para dedicar una calle a uno de los últimos aliados del dictador. Eliminaron nombres históricos de las plazas, como si trataran de retroceder en el tiempo. Lo intentaron, sí, pero de nada les servirá. La herencia del poeta ya reposa entre todos nosotros, para nuestra dicha. Por suerte, no hay barrotes que puedan recluir al poeta. No es posible perdernos, somos plena simiente.

sábado, 26 de noviembre de 2011

REINALDO ARENAS



Quiénes y cuándo
Reinaldo Arenas. Las máquinas voladoras. El salón de los espejos. Daniel Salzano.
26/11/2011 00:01 , por Daniel Salzano


Lleva 20 años muerto Reinaldo Arenas y nadie sabe aún qué hacer ni con su recuerdo ni con su obra; tan compleja puede ser la vida de un hombre y tan sorprendente el destino de un poeta.

Arrancó cruzado el susodicho, hijo tardío de unos campesinos cubanos –de Holguín, para ser más preciso– que si buscaban un cigarro encontraban sus costillas. Pobres. Paupérrimos. En su autobiografía, Reinaldo los recuerda tan callados como hambrientos y, a veces, comiendo tierra.

Imaginen el boleo del matrimonio Arenas cuando advirtieron que el chico se pintaba las uñas con la sangre de gorrión y que, antes de llorar por falta de alimentos, lo hacía por la falta de perfume.

De más está decir que los Arenas intentaron por la fuerza neutralizar su instinto delicado, pero no lo consiguieron.

Arenas padre: –Dime, Reinaldito, ¿por qué meneas tanto el culo cuando caminas?

Arenas hijo: –Creí que nunca lo advertirías.

Ay Reinona de mi vida que, mientras el clan Arenas se partía el espinazo trabajando en tierra ajena, se escondía para leer las novelitas de amor que engullía por docenas. El viejo Arenas le quemaba las revistas con maldad, pero el chico lo jodió, porque consiguió trabajo en una tienda de ramos generales que no sólo vendía libros, sino también lápices y cuadernos. O sea que, sin saberlo, se mandó la gran Sarmiento: aprendió a escribir copiando lo que leía.

Sin embargo, el estilo que verda­deramente lo marcó, el género al que recurría cada vez que andaba flojo de ideas, fue el de las novelitas de amor de sus comienzos. La vida de Arenas parecía un relato urdido por Manuel Puig: un adolescente desastrado leyendo y escribiendo a la luz de velas ajenas arrebatadoras historietas de amor. Menos él, todos eran felices al final de sus narraciones. A Reinaldo, en el reparto, le correspondían los piojos, una patada artera que le propinó un caballo al borde de la mollera y un baño sin techo, sin puerta y sin inodoro.

No quiso ir más al colegio.

Prefería encerrarse bajo llave y representar a solas sus propias creaciones. Si lo llegaban a pillar con los labios coloreados con salsa de tomate,

la mirada de loca oscurecida por un corcho quemado y un pomelo en cada teta del corpiño de la hermana, lo hubieran sentado sobre el calentador de kerosén a fuego lento. RA representaba todos los papeles, incluso el de su diosa mayor, Ginger Rogers, de la cual en Cuba no se sabía una palabra.

Empezó a alejarse progresivamente del hogar y a los 15 años todo lo que había quedado de él era una frase que había escrito con carbón en la pared de la cocina: “Desafiemos el olvido”.

Reinaldo estaba pirado.

Llegó a La Habana a las 7 y a medianoche ya le habían hecho jurar un par de veces la bandera. No pedía dinero sino un catre donde pasar la noche. No tardó en convertirse en un parásito que cada día adelgazaba medio kilo y cada semana se tumbaba en la camilla del hospital para que le extrajeran medio litro de sangre. Si por él hubiera sido, la hubiera vendido toda de una sola vez.

Por las noches, conga, sexo y un saque del dulce polvito boliviano; por el día, literatura de dos dedos en una máquina prestada: escribe como viene, de sobrepique, una desordenada descripción de mundos alucinados y visionarios. La policía castrista lo tiene tan fichado que a veces lo faja por deporte y cuando lo encierra bajo llave lo despoja previamente de lápiz y papel. Usurpa diversas identidades para que no puedan imputarlo: Clara Luna y Radiante Aurora.

En 1967, vendiendo el alma al diablo, consiguió editar Celestino antes del alba, la obra que lo sacó de perdedor y lo colocó –con disensiones– en el pelotón de escritores latinoamericanos de la edad dorada. Hay que leer Celestino, monólogo de un pibe retrasado y primera parte de una serie de trabajos con los que Arenas recorrería la historia de la isla. Son difíciles de conseguir, es verdad, porque, muerto y todo (RA falleció en Nueva York, enfermo de sida, en 1990) sigue siendo un autor maldito para la cá­tedra revolucionaria. En Alemania, sus libros se consiguen. Y en Francia. Acá, no. Acá buscás en la “A” y encontrás huevos de arañitas. Nada de Alighieri, nada de Jorge Amado, nada de Ivo Andric. Y, por supuesto, nada de Arenas, cuyos escritos en Cuba iban como en el juego del comprapan, a la otra esquina.

Los amigos llevaban encanutados sus originales a París y se editaban traducidos al francés.

A veces, en Cuba, lo rapaban. O –como le gustaba a Mussolini– le castigaban la ideología haciéndole tomar dos litros de aceite de ricino. Un litro por maricón y el otro por reaccionario.

Por fin, en 1980, a los 37 años de edad, lo fletaron para Estados Unidos.

Los paisanos de Miami iban a visitarlo como si se hubiera tratado de Martí, pero Arenas era un hueso duro de roer: caprichoso, insolente, cínico, escurridizo y desconfiado. Los paisanos rápidamente se desencantaron y dijeron “Cristo” y “Santa Madre del Divino Jesús” y “¿por qué, en nombre de Dios, un buen chico como Reinaldo hace cosas como esta?”.

Hay mucho sin leer todavía del cubano, pero, por Dios, lo que debería leerse, sobre todo, es su segunda novela, El mundo alucinante, especie de biografía trucha aunque creíble de fray Servando Teresa de Mier, fraile del México colonial al que presenta como un sacerdote iluso cuya vida rebota una y otra vez contra una muralla de hombres alborotados encargados de administrar las desilusiones. Arenas maneja al mismo tiempo a tres narradores en primera, segunda y tercera persona.

A Lezama Lima​ le gustó. Y a Juan Rulfo. Y a Severo Sarduy, que puso en orden las cosas a través de una frase redondita: “Todos los que critican a Reinaldo son como astronautas que vuelven a la Tierra tras haberse olvidado el gato en la Luna”.

Tampoco se consiguen libros de Severo.

Arenas, rey de los piojos, era de los que se quedaban sin pan pero nunca se quedaban sin tinta. Sufrió y escribió. Lo patearon y escribió. Se enfermó y escribió. Cuando se suicidó, siguió escribiendo, pero ya no se lo oía.

“La vida es riesgo o abstinencia”, advirtió en un artículo que escribió

en la isla de Manhattan, cuando, con el sida hasta las orejas, ya escuchaba los pasos de la muerte subiendo por la escalera.

Por ahí, en los videoclubes, aún se puede conseguir Antes que anochezca, una película en la que Javier Bardem se hizo cargo de la vida, pasión y muerte del escritor. Casi gana el Oscar. Bardem, no Arenas.

Las máquinas voladoras

Mi primera máquina de escribir / estaba llena de palabras previamente pronunciadas / pura dactilografía: / muy señor mío / de mi mayor consideración / sin otro particular / lo saludo atentamente / su seguro servidor.

Mi segunda máquina de escribir / era terrible / se enamoraba / por su cuenta / escribía cartas de amor que yo no quería escribir / llevaba las uñas de los pies pintadas de rojo / compartíamos el mismo domicilio / la misma bañera / por las dudas / la agregué a mi documento nacional de identidad / junto al grupo sanguíneo / en caso de accidente / antes que a nadie / había que avisarle a ella.

Cuando entré a trabajar a La Voz del Interior, me tocó en el reparto una Underwood de la Primera Guerra Mundial / es probable que fuera la máquina que escribió la Reforma del 18 / nos llevábamos bien / échese ahí / le decía / paresé / cacha cacha / vaya a la cucha / cuando me veía aparecer escribía muchas eñes seguidas / ññññññññññ / yo no sé si ustedes vieron La pandilla salvaje / pero si yo hubiera sido William Holden / ella hubiera sido Ernest Borgnine / el día del periodista se chupaba / hablaba sin parar / lo que no puedo saber qué es lo que decía: / k9fjum K&& 1*mc RR12 Z-z.

¿Una dos tres cuántas máquinas forman parte de la vida de una persona? / con los lápices en cambio / no sucede lo mismo / se deshacen como las pirámides de Egipto / las biromes se secan / permanecen días enteros en el bolsillo del saco hasta que comienzan a despedir un insoportable olor a tinta muerta / las máquinas de escribir duran toda la vida / yo sin ir mas lejos / este año he comprado un par de zapatillas / una licuadora / un reloj despertador / pero máquina no / máquina tengo / lo mismo que mujer / hijo / y cejas oscuras.

¿Y la compu? / bueno / lo que yo no aguanto de la compu es esa manera de estar en casa / como si llevara años viviendo conmigo / como la heladera / como el almanaque de Marilyn Monroe / como el sillón de mimbre / o la santa Rita / pero a mí no me engaña: / el suyo y el mío / son dos tiempos de alianzas imposibles / la computadora es una bomba que escribe pero no lee / ¿me explico?

Ayer / hace tanto tiempo / pasé frente a un cambalache que exhibía una Underwood / expuesta como una diosa en la vidriera / fue como escuchar a la gran orquesta de Count Basie / y no estar junto a vos para bailar / para abrazarte.

En síntesis: / si no sos capaz de ingresar al depósito de cadáveres / y reconocer a tu máquina de escribir nada más que por el tacto / es que te has equivocado de oficio.

El salón de los espejos

... delgado como una arruga, más solo que la una, más vivo que una bala, oscuro como la nada, caliente como un beso, blando como un cachorro, caído como un mártir, orondo como un pato, más pálido que el queso, amargo como un caqui, corto como la mentira, negro como el diablo, compadre como un ocho, húmedo como París, suave como el amanecer, tonto como la tele, más tierno que la noche, caliente como un beso, despierto como el hambre, frío como el mármol, hermoso como el alba, vivo como el deseo, cruel como la memoria, inservible como el pasado, preciso como un diccionario, salado como el llanto, dulce como un bombón, fosforescente como un obispo, salido como un codo, suave como una pestaña, más bueno que la Virgen, más malo que un piojo, más triste que un sapo, más altivo que un gallo, flaco como Cristo, frágil como un cucurucho, empecinado como un burro, viejo como el invierno, indescifrable como la muerte, redondo como un bostezo, más serio que un infarto, duro como el adiós, frágil como gorrión, rubio como la cerveza, recto como una flecha, escurridizo como el olvido, solemne como un condenado, silencioso como el humo, callado como un maniquí, inquieto como un potrillo, ciego como un murciélago, pausado como el aceite, más quieto que el vacío, cortito como la vida, cerrado como un libro, inocente como un animal, cálido como el aliento, leve como la harina, chato como un papel, imponente como Versailles, jorobado como una coma, fruncido como una pasa de uva, más tierno que un trébol, serio como un convento, inmóvil como una foto, aburrido como un hongo y más solo que un caballo.


.

BOCETO Y NUNCA MÁS



Hoy me dibujo para vos.
Inauguro miradas y proclamas
salgo a la calle con pancartas para decir te amo.
Y esto es una revolución de sentimientos
que va a cambiar la historia.
(Enferma terminal
deambulo por el mundo con este andar crepuscular.
Agonizante
rasguño las paredes de la ausencia
hasta hendirla con rayos demenciales)
Anestesiame el alma
que de tanto dolerme me apedrea
y soy la Magdalena omnipresente
que te lava los pies,
Jesús del habla.
Practicá la eutanasia de un te quiero
de una verdad tan buena como el vino
tan simple como el pan
tan necesaria como el sol y el agua.
¿Sabés por qué te amo?
Porque acato la ley de lo imprevisto
y porque estaba escrito
que un día este desierto germinara.
Y si no hay luz en tu balcón
si acaso
la luna de tus ojos se eclipsara
o la corriente azul muriera
en alta mar
y nada de lo tuyo llegara en un paquete de colores
hasta el umbral de mi universo entre costillas
yo, con un Federico intergaláctico
entraría en la casa de Bernarda
-luto unilateral, sepulcro vivo-
para incendiar cada recuerdo
y en un salto mortal
desmemoriarme.
© Olga Liliana Reinoso
(A quemarropa, Fondo Editorial Pampeano, Santa Rosa, 1997)

viernes, 25 de noviembre de 2011

CAOS



Estupor de vivir
en eclipse de amor
opacidad de seres
que oscurecen el sol
y no hay ángel ni dios
que nos pueda guardar.
La soledad humana es el estigma
pero es también la reivindicación.
Buscarse y encontrar
en la turgencia de la sangre
un glóbulo de luz
algún refugio.
Si el universo estallara
ante la esquirla fatal
de una palabra
el beso primigenio
lo reconstruirá.

MUERTE






Alquitrán de mi desdicha
incrustado en la memoria
eras el gato en el asfalto
que bebías sangre de estrellas
en un verano negro de silencios.
La noche, taxi gratis al olvido
crepúsculo de mar en la escollera.
Yo guardaba tus recuerdos bajo el sol
y tuve que matarte para sobrevivir.
Sin embargo, la rueda de la muerte
que avanza torrencial y sin control
me deparó el amor sin un oasis
al develar tu azul calor, decapitado
en una ruta, en una moto
en un intrépido aeropuerto hacia el vacío.

lunes, 21 de noviembre de 2011

sábado, 19 de noviembre de 2011

LLUVIA



Este día de lluvia prodigiosa
cuando mi corazón como la tierra
se abre de par en par y no se encierra
en absurda soledad orgullosa

siento que con la lluvia soy dichosa
porque ella gesta vida, no la entierra
muestra puertas de luz que nunca cierra
y va pariendo uniones amorosas.

La lluvia es mimo y es sutil caricia
pero puede ser agua redentora
que arrasa con su fluir toda impudicia

y limpia cuerpo y alma de inmundicia
para que luzca la novel aurora
y el paisaje nos grite sus albricias.

DOBLE




Yo no sé entre qué llamas se incendiaron mis ojos
hasta la última brasa.
Yo no sé si hubo fuego.
Pero sé que una hoguera de silencio
me marchitó el aliento.
Yo no sé en qué tumulto me perdí aquella noche
agrietada de olvido
para no volver nunca.
Y hoy me busco en las calles.
Yo no sé si en la rama de un árbol late ahora
el nido que entibiara la alondra de mi beso.
Yo no sé si esta muerte que siento es verdadera
o termino mintiendo la muerte por clemencia.
Tal vez soy una réplica deforme de mí misma
y es demasiado tarde para encontrarme cierta.
© Olga Liliana Reinoso (Estar con vos, Editorial Rayuela, Buenos Aires, 1982)

FERIADOS 2012

‎2012 tendrá 10 fines de semana largos
4 findes de 4 días y 6 findes de 3 días (andá poniéndote las ojotas .....)
El Ministerio del Interior dio a conocer el calendario de Feriados Nacionales y Días no Laborables, incluyendo los Feriados Inamovibles, Feriados Trasladables y los Días NO Laborables, que incluyen 10 fines de semana largos, que a su vez incluyen 2 feriados puente.
Enero, Marzo y Septi ...embre son los únicos 3 meses que NO tienen feriados, Abril tiene la particularidad de tener sólo 16 días hábiles y además te paso un dato "reservado" ................., agendate para Abril unas minivacaciones premiun de 9 días (31/3 al 8/4) que incluyen sólo 2 días hábiles, Quien va a laburar 3 y 4 de Abril ?.

En total tendremos 246 días laborables, ocio creativo de 120 días (1/3 del total) durante el año 2012, que será bisiesto, o sea con 366 días de duración.
El calendario 2012 de feriados quedó de la siguiente manera:
> domingo 1º de enero Año Nuevo,
> lunes 20 y martes 21 de febrero Carnaval,
> sábado 24 de marzo Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia
> lunes 2 de abril Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas,
> jueves 5 de abril Jueves Santo (No laborable)
> viernes 6 de abril Viernes Santo;
> lunes 30 de abril feriado Puente Turístico;
> martes 1° de mayo Día del Trabajador;
> viernes 25 de mayo Día de la Revolución de Mayo;
> miércoles 20 de junio Paso a la Inmortalidad del General Manuel Belgrano;
> lunes 9 de julio Día de la Independencia,
> lunes 20 de agosto Paso a la Inmortalidad del Libertador General José de San Martín (se traslada 17 de agosto)
> lunes 8 de octubre Día del Respeto a la Diversidad Cultural (se traslada 12 de octubre)
> lunes 26 de noviembre Día de la Soberania Nacional - la Vuelta de Obligado - (se traslada 20 de noviembre)
> sábado 8 de diciembre Día de la Inmaculada Concepción de María,
> lunes 24 de diciembre Feriado Puente,
> martes 25 de diciembre Navidad.

viernes, 18 de noviembre de 2011

YO TE INVITO

Podrán ponerle llave a todo
encarcelar los brazos y las piernas
cazar los pájaros asesinar los jóvenes
poner mordaza al grito que reclama
decretar pena de muerte a los amores
pero jamás habrá tirano alguno
que aprisione el pensamiento humano.
Y entonces yo te invito
a vos, que estás de gris ciudad
a soltar las amarras de tus sueños
a ser el polizón de esta aventura
a viajar con la música y el canto
al país de la magia.
Y entonces yo te invito
para crear los puentes y comenzar el vuelo
ese vuelo ganzúa que abre todo el camino.
Para que nunca más los labios lleven rejas
y las palabras vuelen.

BAHÍA CUENTOS



Una de las integrantes del grupo va a narrar mi cuento: "Que yo te lo resuelvo".


QUE YO TE LO RESUELVO
Diez negritos ya había lanzado mi madre al mundo cuando le dio la noticia de mi llegada un vómito repentino en medio de la madrugada. Experimentada como estaba supo ella que otro negro se sumaba a punto de completar la docena muy prontico y fue entonces que mi padre, gran contador y devoto de Jesucristo, sintió pánico de sentar a la mesa 13 negros caribeños. Aclaró mi madre que hacía rato ya habían consumido la última cena y con más bocas a los platos próximamente ni almuerzos.
Pero mi padre le contestó que él no podría resistir sobre su alma la condena de revivir el Gólgota aunque fuera aquicico en las Antillas y 1950 años después. Así que muy religiosamente, juntó en un paquetico su poca ropa y partió bordeando la sierra. Negro, negrito, invisible para siempre.
Siete meses más tarde acaecí por Cuba sin advertencia de todos los males que ya había causado. Me bautizaron como correspondía: Judas Da Silva. Judas por el 13, porque para mi madre su marido seguía ocupando el otro hueco de la cama. Y Da Silva de aquella rama brasileña descendiente de un cargamento de esclavos que un día fueron comprados por un hidalgo español cuya fortuna crecía con el azúcar cubano.
Quiso Dios bendecirme al nacer en Guantánamo, donde el frío no baja de 25 grados porque escaseaba ropa decente para cubrirse y la única que pude ver de cerca era la que lavaba la negra Lializ, mi calladica madre, en las rocas del mar hasta sangrarse.
Cuando un día me subí a esa guaga destartalada que terminó en La Habana, lo hice sin despedirme por miedo a caer de bruces en el precipicio de sus ojos.
Conocí a un hombre fuerte en el camino que nunca pude olvidar, era extranjero pero los cubanos lo amamos mucho. Siempre que viene un argentino me pregunta. Yo me iría a la Argentina pero Fidel no quiere y hace frío.
En La Habana no se veía tanto la pobreza como en la provincia de Oriente y además no había zafra. Me cogieron dos policías y llevaron a un lugar donde me hacían bañar todos los días y ya no había que cepillarse las partes con esas hojas espinosas que hacen espuma pero arden. Todos los días tenía un plato de frijoles o plátanos fritos para masticar y como el Che argentino decía que todos los cubanos debían leer y escribir, así me puse y fue sabrosico llegar al 9º con diploma y todo.
Un día Fidel nos habló más de siete horas y nadie dormitaba porque algo feo parecía latir que no sonaban las guitarras ni las maracas.
Hablaba de Moscú y yo había estudiado que eso quedaba en Rusia y eran amigos nuestros.
Hablaba de bloqueo y del imperialismo yanqui.
Hablaba de racionamiento y de la guerra fría.
Y después de hablar Fidel otra vez vi la pobreza pero esta vez en La Habana.
Entonces yo era un muchacho y tenía ganas, por eso alguna vez robé pero a escondidas porque la cárcel es eterna aquí en esta tierra.
También trabajé de mozo para los turistas y viajé por el mundo subiéndome a las historias que me contaban. Pero no duré mucho porque yo tenía sueños, tantos sueños que los más de los días de la semana me quedaba dormido.
- ¿Qué tú quieres, Judas? –decía mi patroncico.
- ¿Qué tú quieres? ¿Mi ruina?
Y en esos romances duramos muy poco hasta que volví a la calle y entré en el mercado que tanto se parece a los principios de mis robos porque también se hace a escondidas pero es más elegante y risueño. Va uno por la calle y apenas atisba turista se acerca y al oído le deja caer frases como: habanos, ron, remedios para el colesterol, salsa cubana o carro. Si tú quieres yo te lo resuelvo.
Hasta que conocí a mi Gladis y supe ver prontico que ella era buena y dócil. Y que mis penurias habían fenecido por arte de magia. Ella es una negra gordita y graciosa con manos que no se cansan y saben hacer estas trenzas de moda que tanto apetecen a las turistas jóvenes. Yo, como un señorico, la sigo a todos lados y entretengo a las madres o a los novios mientras los convenzo con esta lengua prodigiosa que Dios me ha dado de que van a hacer el mejor negocio de sus vidas si aceptan mis ofertas.
- Oye chica, qué bien bailas la salsa. Pareces cubana. Seguramente han de gustarte las trencicas. Mi mujer sabe hacerlas como nadie por solito 10 divisas o pesitos convertibles del mismo valor. Eso sí,
no puede hacértelas aquí en la plaza de la Habana Vieja porque la policía nos cogería a todos. Es
ilegal, tú sabes. Pero tengo un hermano, es un santero, que nos presta la casa. Claro que tú debes pagarle el favor. Apenitas 5 dólares. Seguro en tu país pagas más caro.
Y a ti pana, si quieres quedar bien con amigos te ofrezco una caja de habanos que en la fábrica te dan a 380 dólares. Yo tengo un amigo que te lo resuelve solo por 50.
Y a usted caballero, que lo veo tan serio y tan solo. Te ofrezco una negra gordita y graciosa, buena y dócil. En los hoteles del Venado o en el Habana Café han de mentirte y estafarte, pero confía en mí. Yo te doy calidad y te lo resuelvo por apenas 100 dólares.
Nunca vi una mujer tan bonita, será porque vienes de la tierra del Che. ¿Sabes? A cualquier cosa estoy dispuesto por ti, hasta llegaría al altar si tú me aceptas.
Y eso fue todo lo que tuve que decir para casarme con la inocente argentinita que me sirvió de pasaporte para escaparme de Cuba sin sospechas. Yo que no sé nadar, otra no me quedaba. Llegamos a Buenos Aires en enero de 1979 y fue costoso amoldarme a la ropa de los porteñicos, pero por unos meses comí y bebí opíparamente, me repuse del viaje que por ser primerizo me dejó hartico cansado, me aburrí entre las sábanas de mi mujer blanca que aquí vine a comprobar para mi desconsuelo que era muy complicada y hablaba sin una tregua. Hasta que un día me perdí por esas calles de Dios y olvidé la dirección. Anduve festejando la vida en todos los rincones donde encontraba compañía y era todo un manjar, hasta que hace una semana entró la policía en un bar y nos pidieron documentos. No entendí ni la risa ni la voz cuando uno gritó como si hubiera visto al mismísimo diablo:
- ¡¿Cubano?!
Me subieron a un carro, me taparon los ojos, me pusieron los grillos y después de andar mucho, me bajaron a empujones. Desde entonces estoy aquí tirado. Me golpean, me escupen y me ponen electricidad en el cuerpo. Diocico mío, si he sido tan malo y pecador, estoy arrepentido. Me porté malísimo con mi mujer blanca, con mi querida Gladis, con mi calladica madre, con Fidel y con el valeroso Che. Quiero pedirles perdón y que nunca lo volveré a hacer. No quiero más los golpes ni la corriente eléctrica, no quiero que me griten Cubano hijo de puta, comunista de mierda, no quiero...!No!

martes, 15 de noviembre de 2011

SONETOS






SONETO DEL BUEN RECUERDO

De tus besos azules he guardado
el temblor, el sabor y la ternura
las mieles exquisitas, la premura
de un corazón feliz y enamorado.

Lo bueno nunca queda en el pasado
tiene vigencia y guarda la apostura.
Intacta la pasión y la frescura;
mantiene aquel recuerdo inmaculado.

Por eso escribo bellas melodías
con los fragmentos de esta hermosa historia
que aún perfuma los soles de mis días

y aunque tirite por las noches frías
mi alma y mi cuerpo loan tu memoria:
fuiste mi gran amor y mi alegría.



TESTIGO
Dos hombres, cigarrillo, puerta antigua
el reloj da las dos, se oyen las voces.
Nunca he visto dolores más atroces
una historia fatal, atroz, exigua.

Sin maquillaje, habitación contigua
en el hotel un grito no es de goce
hay tumulto, desórdenes y roce
ni siquiera la almohada amortigua.

Un bosque de bebidas y de amor
la calle, túnel de los desamparos
donde no llega nunca el estupor

la blusa es una muestra del horror
blanca seda ruborizó con raros
lunares que evidencian desamor.

DUDAS



Ahora que la palabra nos ha sido vedada
y la luz de tus ojos se eclipsó en mis jardines
ahora que ya no puedo tomarte de la mano
ni besar en tu boca el oleaje imprevisto
yo tengo estas preguntas que carcomen el alma
y un muro de palomas expanden como un eco
¿Seguirás siendo mío?
¿Recordarás mi nombre y me echarás de menos?
¿Querrás verme de nuevo o en este domicilio
donde los leños no arden mi huella se ha extinguido?
Tal vez la sombra hastiada que entrevere a tu sombra
no será ni la sombra de lo que un día fuimos.

Latinoamérica



















Soy,
Soy lo que dejaron,
soy toda la sobra de lo que se robaron.
Un pueblo escondido en la cima,
mi piel es de cuero por eso aguanta cualquier clima.
Soy una fábrica de humo,
mano de obra campesina para tu consumo
Frente de frio en el medio del verano,
el amor en los tiempos del cólera, mi hermano.
El sol que nace y el día que muere,
con los mejores atardeceres.
Soy el desarrollo en carne viva,
un discurso político sin saliva.
Las caras más bonitas que he conocido,
soy la fotografía de un desaparecido.
Soy la sangre dentro de tus venas,
soy un pedazo de tierra que vale la pena.
soy una canasta con frijoles ,
soy Maradona contra Inglaterra anotándote dos goles.
Soy lo que sostiene mi bandera,
la espina dorsal del planeta es mi cordillera.
Soy lo que me enseño mi padre,
el que no quiere a su patria no quiere a su madre.
Soy América latina,
un pueblo sin piernas pero que camina.

Tú no puedes comprar al viento.
Tú no puedes comprar al sol.
Tú no puedes comprar la lluvia.
Tú no puedes comprar el calor.
Tú no puedes comprar las nubes.
Tú no puedes comprar los colores.
Tú no puedes comprar mi alegría.
Tú no puedes comprar mis dolores.

Tengo los lagos, tengo los ríos.
Tengo mis dientes pa` cuando me sonrío.
La nieve que maquilla mis montañas.
Tengo el sol que me seca y la lluvia que me baña.
Un desierto embriagado con bellos de un trago de pulque.
Para cantar con los coyotes, todo lo que necesito.
Tengo mis pulmones respirando azul clarito.
La altura que sofoca.
Soy las muelas de mi boca mascando coca.
El otoño con sus hojas desmalladas.
Los versos escritos bajo la noche estrellada.
Una viña repleta de uvas.
Un cañaveral bajo el sol en cuba.
Soy el mar Caribe que vigila las casitas,
Haciendo rituales de agua bendita.
El viento que peina mi cabello.
Soy todos los santos que cuelgan de mi cuello.
El jugo de mi lucha no es artificial,
Porque el abono de mi tierra es natural.

Tú no puedes comprar al viento.
Tú no puedes comprar al sol.
Tú no puedes comprar la lluvia.
Tú no puedes comprar el calor.
Tú no puedes comprar las nubes.
Tú no puedes comprar los colores.
Tú no puedes comprar mi alegría.
Tú no puedes comprar mis dolores.

Você não pode comprar o vento
Você não pode comprar o sol
Você não pode comprar chuva
Você não pode comprar o calor
Você não pode comprar as nuvens
Você não pode comprar as cores
Você não pode comprar minha felicidade
Você não pode comprar minha tristeza

Tú no puedes comprar al sol.
Tú no puedes comprar la lluvia.
(Vamos dibujando el camino,
vamos caminando)
No puedes comprar mi vida.
MI TIERRA NO SE VENDE.

Trabajo en bruto pero con orgullo,
Aquí se comparte, lo mío es tuyo.
Este pueblo no se ahoga con marullos,
Y si se derrumba yo lo reconstruyo.
Tampoco pestañeo cuando te miro,
Para q te acuerdes de mi apellido.
La operación cóndor invadiendo mi nido,
¡Perdono pero nunca olvido!

(Vamos caminando)
Aquí se respira lucha.
(Vamos caminando)
Yo canto porque se escucha.

Aquí estamos de pie
¡Que viva Latinoamérica!

No puedes comprar mi vida.

Fuente: musica.com

http://youtu.be/nph5d-eZUHU

lunes, 14 de noviembre de 2011

Eduardo Galeano



Río Iguazú, Año 1542

A plena luz

Echando humo bajo su traje de hierro, atormentado por las picaduras y las llagas, Alvar Núñez Cabeza de Vaca se baja del caballo y ve a Dios por primera vez.

Las mariposas gigantes aletean alrededor: Cabeza de Vaca se arrodilla ante las cataratas del Iguazú. Los torrentes, estrepitosos, espumosos, se vuelcan desde el cielo para lavar la sangre de todos los caídos y redimir a todos los desiertos, raudales que desatan vapores y arco iris y arrancan selvas del fondo de la tierra seca: aguas braman, eyaculación de Dios fecundando la tierra, eterno primer día de la Creación.

Para descubrir esta lluvia de Dios ha caminado Cabeza de Vaca la mitad del mundo y ha navegado la otra mitad. Para conocerla ha sufrido naufragios y penares; para verla ha nacido con ojos en la cara. Lo que le quede de vida será de regalo.

-Naufragios y comentarios (Madrid, EspasaCalpe, 1971)
Eduardo Galeano
Memoria del Fuego (I)
Los nacimientos

sábado, 12 de noviembre de 2011

DIFERENTE



Porque soy diferente no me quieren
y por pensar distinto me marginan
a mi dolor silente no imaginan
o acaso ni suponen que me me hieren.

Pero ellos cuando matan siempre mueren
y creo que otra luz los ilumina
aquella que no corre ni camina
que se estanca en el fango. Esa prefieren.

Por eso no consiguen su objetivo
ya que lo que me daña me da fuerza
y en lugar de morirme sigo vivo

de mi senda no hay nadie que me tuerza
mi semilla germina como el trigo
y avanza entre cizañas sin reversa.

Quién



Tiene hambre de matar/y es una santa./ Es la sordera atenta a los tumultos/Nunca dice que no/pero se niega/y anda requetemuerta/entre los vivos.

¿POR QUÉ TANTO MALTRATO E INJUSTICIAS?

























































ANCESTRAL

Por qué, mujer
amiga, hermana, coterránea,
compañera, colega, madre,
virgen, lesbiana, prostituta,
pájara carpintera
martineta, leona
yegua y potranca
perra, gata, torcaza,
jirafas africanas
vacas de las llanuras
delfinas, tiburonas
focas, osas polares
tigresas, lechucitas
iguana, mosca, abeja,
guatemalteca, hindú
turca, portorriqueña
parisina, hondureña,
de las islas Galápagos,
del hemisferio norte
de América latina,
Beatriz, Medea, Electra,
Nora, Camila, Eva,
Alicia, Catalina,
la delgada, la gorda
la rubia, la morena,
la de tapados caros
la de tristes harapos.
Hembras de todo el mundo:
¿Por qué?